martes, 26 de octubre de 2010

I need you, I don't need you.



De cuando Leonard se encontró a Janis,
y ninguno de los dos pudo resistirse.


lunes, 18 de octubre de 2010

Darkness




En la penumbra de la noche estoy tranquilo, porque lo peor de mi puede esconderse a los ojos del mundo. La mirada del planeta se encarga de desenterrar sin tapujos las miserias de sus habitantes, por eso, la noche se convierte en cómplice de mis secretos más sucios. Rezuman una aleación de locura y egoísmo que se mimetiza entre las sombras.

Guardo la maldad en el fondo de una hilera de dientes dulces, tras el brillo de un iris inocente, entre el suave cabello de lo que muchos confunden con dulce simpatía. Alimento el averno de mis actos cada día, cuidando de que no crezca tanto como para que ni la negra ausencia de luz sea capaz de disimularlo, pero sin dejar morir a los demonios de la propia destrucción.

En la penumbra estoy tranquilo porque la noche es mi aliada. La diurna sobriedad golpea la cara de los incautos que se dejan alcanzar por los rayos de la realidad. Pero mientras queden horas para eso, las pesadas cortinas de la noche perdonan todos y cada uno de los fallos suicidas.En la penumbra estoy tranquilo porque puedo dejar a mi parte irracional salir a cometer actos vandálicos contra la decencia. Porque hasta que se esconda la luna no será necesario volverlos a encerrar. En la penumbra estoy tranquilo porque mis partes feas son solo un elemento más, y el que las tiene es porque sin duda las quiso encontrar.




miércoles, 13 de octubre de 2010

Untitled




Eva palidecía lánguida tras los vidrios de su vida. Le habría gustado ser tostada al sol de aventuras y desventuras excitantes, pero la suerte le regaló un porvenir bastante mundano, incluso -me atrevería a decir- grisáceo.
Eva envidiaba las idas y venidas ajetreadas de los caminantes sin nombre, que aparecían y se esfumaban quemando el asfalto de una ciudad que nuevamente desprendía olores a otoño. El ciclo se cumple y los vientos -por lo general mal recibidos- de la estación marrón, agitaban las ramas de unos sauces que lloraban la partida del verano.
Eva comprendía su dolor, porque también ella lloraba cada día la partida de las horas y los minutos de su existencia, sin haber logrado apenas darle un toque de color [...]


miércoles, 6 de octubre de 2010