martes, 28 de septiembre de 2010

Looking back




Cuando no había ríos en mi cara, los días eran más largos, las horas más pesadas, y los minutos menos ávidos por desaparecer. Cuando no había ríos en mi cara, me bastaba cualquier plan para llenar el bolsillo de mis tardes, y la oquedad de tu sonrisa. Cuando no había ríos en mi cara estabas tú, yo, los otros, ninguno, y todos a la vez; comunismo de importancia en la escala de valores afectivos, que llevaba al desván de los juegos inocentes que nacían sin pensar. Las bicicletas, lo verde, lo azul, la música compartida que no entendía de estilos, y la ropa que jamás soñó ser más cara que las demás. Entonces no había ríos en mi cara. Las doce era tarde, y la una aún más. Cinco minutos eran el placer de lo prohibido, y el roce de una mano una experiencia sexual. Tu pelo, mi pelo, los planes a corto plazo que se atropellaban bajo el calor estival, luchando por ser los primeros. La tristeza al despedirnos, aún con la certeza de volvernos a encontrar.
Cuando no había ríos en mi cara, un año era eterno, pero seguro, una llamada una explosión de asombro desatado, y una carta, folio y medio de novedades recordándonos nuestro existir. Cuando no había ríos en mi cara no había lugar para llorar; las lágrimas se gastaban en cosas ya olvidadas, y lo oscuro y oprimente no se había ni inventado. Cuando no había ríos en mi cara, habría merecido la pena habernos amado.

4 comentarios:

  1. No me había fijado que as reactivado el contador de ortigueira, pero este año vamos a otro lado, no??????

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  2. Ortigueira es para nenazas, OKTOBERFESTTTTT

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